sábado, 20 de junio de 2015

Venga.

Venga tus deseos reprimidos,
y ven a averiguar hasta dónde llegarán nuestros gemidos.

Ven a mis brazos, y ven en mi boca.
Olvida que alguna vez mencioné la limeranza loca.
Ven a mis manos y ven en mi pecho,
recuerda que de aquí al olvido falta bastante trecho.

Ven a seducirme, de frente y al oído,
ven a demostrar el control que quieres tener y te gusta imaginar.
Ven a dominar las circunstancias y respuestas,
ven a perderte en tu encuentro con mi mordaz lengua.

Hagamos de cuenta que estoy a tus pies, vendado y amordazado.
Finjamos que el esclavizarme a tus caderas
es un juego más del cual saldrás tú sin cadenas.

Ven y siénteme en toda tu piel, devoto,
colándome por cada resquicio de tu incredulidad.
Ven a que alabe tu cadencioso ser
y juguemos a placer.

Ven a mi mundo y conviértete en quien guía,
en quien lleva y trae, en quien decide hasta dónde y en qué ritmo.
Impón tus reglas y méceme a voluntad.
Sé la tirana que siempre has soñado ser.

Ven a hacerme lo que quieras y a exigirme lo que gustes,
pues, una vez acordado que soy tu peón, renunciarás a todo control.

 


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