domingo, 31 de diciembre de 2017

Mi silencio

Sí, a lo largo de mi vida he pasado por momentos  complejos, que no me enorgullecen, que han dañado a otras personas o su confianza, situaciones que lamento, que me he disculpado, y de los cuáles me he responsabilizado y sigo aprendiendo.
Jamás me he catalogado como un "nuevo hombre" libre de toda forma de violencia, maltrato u omisión. Sería irrisorio lo hiciera. Y tampoco me vanaglorio de ello, por el contrario.
He ejercido distintas formas de presión, carrilla,  menosprecio, humillación, gritos, pérdida de control y consciencia que han redundado en relaciones tóxicas. Cuando he sido más o menos consciente de esto, les he puesto un alto a mis actitudes o, también, a las relaciones en las que estaba inmerso (incluso laborales y familiares).
Asumo y he asumido mi imperfección de manera transparente. Me he declarado en constante trabajo y construcción tanto por humildad como por auto compasión, pues no necesito ser mi propio verdugo para aprender la lección. Busco hacerme consciente de mis sombras y trabajar con ellas.
El incorporar elementos del discurso de cualquier práctica de paz, igualdad o lucha por los derechos no es una simulación, sino parte de un proceso en el que sigo, pues el lenguaje también nos construye, además que difunde las ideas, los principios, las utopías. Es mi propio recordatorio y compromiso.
No lo hago como justificación ni expiación de culpas.
Mis deudas son muchas y sigo trabajando de manera consciente, informada, en red, con amor y mis amores, por hacer los cambios posibles y pertinentes.
Ojalá pudiera hacerlo mejor, pero no es así, por el momento.
Sin embargo, los conflictos mencionados, las acciones o actitudes que denuncian mis fallos y abusos, mis yerros y sombras, no me definen en mi completud. A veces ni siquiera son mías, por más que me las cuelguen. O no sólo mías.
Esto no me exculpa y en su momento he buscado aclararlas y corregirlas. A veces sin éxito y hasta de manera contraproducente. Siempre con la intención clara de acordar por delante.
Sin embargo, esas acciones enunciadas sí evidencian rasgos de carácter y temperamento que sigo trabajando, y agradezco la posibilidad de verlos y responsabilizarme de ello para evitar seguir perpetuando el abuso del poder, el ejercicio y sostenimiento de los privilegios que mantienen las condiciones de injusticia e inequidad.
Valoro el aprendizaje, el espejeo. No así el medio, la forma, la estridencia y el impacto para otras muchas personas que aún viven malestar y miedo por ello y sus repercusiones.
Las afectaciones fueron muchas.
No sólo emitieron juicios y denuncias a mi persona sino que, además, a personas cercanas, e incluso instituciones, les pidieron -casi a nivel de exigencia- se manifestaran en mi contra, so pena de ser catalogadas como cómplices "del opresor", y se les evidenció también en redes sociales si manifestaban dudas, preguntas o algo distinto a la aceptación incondicional a las declaraciones emanadas.
Si decidí callar, si decidí cerrar perfiles en redes sociales no fue por cobardía o escape. Dispuesto estoy a hablar y dialogar, incluso con un proceso de mediación, para conocer a profundidad cómo poder resarcir el daño, aunque creo esa no es la intención de fondo de las manifestaciones públicas. No de éstas manifestaciones públicas, al menos.
Hice mutis, después de una disculpa y asunción de responsabilidades pública, para evitar mayor encono, para no enfrascarme en discusiones que no acercaban al acuerdo, para dejar de recibir mensajes y publicaciones (de gente que no conozco o no me conoce) que pedían "me pudra en la cárcel", " me muera", o "le pase algo a mi familia". Para dejar de poner en riesgo de crítica o ataque a quien fuera que manifestara su apoyo o reconocimiento a mi ser, a mi respuesta, a mi trabajo, a mi trayectoria. Por proteger a mi gente, a mi ser.
Es algo con lo que no puedo, y creo nadie se merece.
Como nadie merece vivir violencia.
Sí, lamento mucho los errores cometidos. Las violencias ejercidas.
Me avergüenza mucho seguir replicando patrones patriarcales que creía ya trabajados.
Me disculpo profunda y sinceramente con todas aquellas personas a las que les he hecho daño de manera consciente o inconsciente, directa o indirectamente. Mi compromiso sigue siendo aprender de cada experiencia, reflexionar a profundidad y mejorar mi ser y, por consecuencia, mi hacer.
Por eso tampoco ahondo en el daño o afectaciones causadas con la decisión de usar ese medio de denuncia; por eso tampoco contradigo. No me toca a mí convencer a nadie de la veracidad o no de lo expresado. No me pongo tampoco en el papel de víctima.
Me toca resarcir el daño. Con "acciones afirmativas", dijeron por ahí; las cuáles sigo realizando desde hace mucho tiempo pero, como casi todo en este universo simbólico, están sujetas a la interpretación de quien las lee, según el momento, contexto, situación, referentes, antecedentes, percepciones, emociones y hasta expectativas. Las acciones afirmativas en este caso particular, además, no tienen que ser evidentes, pues sería parte de replicar un protagonismo que, en primera instancia, es algo de lo que es necesario renunciar.
Por eso este escrito tampoco busca su propagación. No es una respuesta ni declaración. No es un "statement".
Es el compartir parte de mi sentir, de las razones de mi actuar, de mi consternación y confusión, y los compromisos que, desde antes de este episodio en facebook, he decidido asumir y trabajar en ellos, constante, paciente, amoroso, consciente, atento.
A ti que me lees, gracias. A ti que lees entre líneas, gracias. A ti que lees y conversas, gracias.
En el camino estamos. 

sábado, 30 de diciembre de 2017

(archi) Piélagos

Tal vez necesito tristear más seguido para evitar tanto drama.
Tal vez necesito abrazar más mi oscuridad para evitar el juicio a mis sombras.
Tal vez necesito destruir más para crear más.
Tal vez necesito liberar más mi pasión desgarrante para vivir feliz.

¡Al carajo!

Lo que necesito es dejar a un lado los "tal vez".

martes, 26 de diciembre de 2017

Descansa en paz

¿Qué hacer?

Agradecer por lo que me cuidaste para mi supervivencia
O dolerme por lo que dañaste para mi trascendencia
O alegrarme por el final de una historia de pasiva guerra

O sólo llorar, sin ponerle palabras.
Sin símbolos.
Sintiendo.
En lo Real.
Sólo en mi cuerpo.
Aquel que fue marcado por tu carencia y exceso.
Por tu falta y abuso.

¿Qué pasa cuando tu camino es ya hacia el descanso
y comienza la posibilidad del resto de saberse libres
libres de obligaciones de encararte
libres de súplicas de "perdonarte"
libres de muestras de tu bondad por sobre todo daño realizado?

¿He de honrar la vida que generó vida y la protegió?
¿O denunciar la vida que lastimó el ser vivo que debía proteger?

Al menos con el punto final en tu historia, es más fácil escribir los nuevos capítulos de las historias que se cruzaron con la tuya.

Descansa en Paz.

Yo aún no sé qué haré con ello.


La Cueva

Como animal herido vuelvo a mi cueva, buscando la seguridad que me da la soledad.
Ansío la compañía, el cuidado, la protección, ternura y aceptación incondicional de alguna manada, de alguien cercano y amoroso, y tiendo a repetir el patrón y acercarme a quien me habrá de lastimar, ya sea como respuesta o como pregunta; ya sea justificándose o cínicamente.
Y me lamo las heridas.
Y vuelvo a intentar.
Y vuelvo a otorgar.
Vuelvo a indultar.
Vuelvo la mirada al todo para recordarme que son momentos, circunstancias.
Para evitar que la desesperanza me enrede en sus telarañas.
Para evitar que la oscuridad me llame para siempre.
Y sigo.
Reptando, a veces.
Sangrando, siempre.

Espero que en mi cueva no haya algo que me hiera más.
La soledad duele, pero no hiere.
La soledad sana, y no cobra.
La soledad es mía, sin reclamos.

Lo demás, lo demás sólo me es prestado...
o rentado.

Y me lamo.
Me lamento.
Me adormezco.
Me revuelco.
Respiro.
Me calmo en mis propios brazos.
Me hidrato con mis propias lágrimas.
Y vuelvo a salir.
Vuelvo a creer que hay algo que yo pueda aportar para que alguien más no repita mi historia.
En ocasiones yo mismo soy quien detona esas repeticiones.
En ocasiones no hay algo que pueda yo hacer para evitarlo.
En ocasiones me frenan a piedra y lodo.
En ocasiones me frenan a agua y fuego.
En ocasiones...
ni siquiera sé qué pasa.

Y regreso a mi cueva.

Y me lamo...

viernes, 1 de diciembre de 2017

La estrepitosa caída de Satanás

Me lastimaste mucho.
Permití que me lastimaras mucho.
Me lastimé mucho a partir de tu dolor.
Hoy, con tristeza y dolor digo: Ya basta.

Qué tóxica relación que busca humillar y hundir y saciarse de sangre para expiar y volver a intentar... Y yo sigo ahí.

Con visión de túnel. Pensando en ti, monstruo de tres cabezas y quinientas protestas, en lugar de recibir al ángel sin rostro y millones de apoyos.

Sí. Yo quise seguir respirando esa fetidez con la idea de sanar...
Pero eso no va a pasar, nunca va a pasar porque jamás lo dejarás pasar.

Dejarlo pasar es asumir tu pedazo de responsabilidad.
Es aceptar que te acomodó hasta que yo ya no quise más...
Y me odiaste por ello, igual que bebé que le quitan su chupón.

¡Pero ya no eres bebé!

Y yo tampoco.

Sin importar cómo suene.
Sin importar las correcciones del poder y pueblo, hoy me voy sacudiendo.

Es hora de celebrar tanto amor que me cobija y que he descuidado por estar viendo las miserias que sólo notas.

No más.
Con tristeza y dolor se muere algo de mí.
Con rabia y consternación termino por enterrar todo de ti.
Con perdón y humildad recibo lo que hay para mí.

Y descanso en gratitud y amor.

Ciao

domingo, 21 de mayo de 2017

Su fetidez llega.
La carroña no le basta y se va comiendo mis sueños.
En una espiral descendente me pierde, me acecha, me vuelve a hacer suyo.
No hay fracaso que satisfaga sus entrañas.
No hay oscuridad que le sea vasta.
No sé ya a qué diosa o dios encomendarme.
No sé a cual blasfemar.
El fango sigue borrando mis huellas.
El viento seco arrasa mi voluntad.
No hay principio, fin ni motivo.
Sólo la hedionda imagen de lo que un día imaginé conquistar.




viernes, 14 de abril de 2017

Paradoja... O no.


Dicen que tus actos hablan más que las palabras.
No comprendo entonces cómo comunicarme si la vida es un vals, un ir y venir, un florecer y marchitarse.
¿Eso es ambivalente? ¿A caso el ver al árbol en otoño es sinónimo de que sólo se desprende de sus hojas? ¿O significa que no se decide porque un día florece, y unos meses después no, y viceversa?
Si un día deja de ser luminoso por estar nublado, ¿se le juzgará en adelante así? ¿O se le culpará al sol por dejarse opacar por nubes pasajeras en lugar de imponerse en su grandeza?
No son simplicidades, es la lógica de la vida humana llevada al absurdo para mostrar el absurdo. Las ansias de control y definición. Hasta de lo humano y natural.

 Estoy cansado de que la gente crea que el desarrollo es siempre para adelante, sin parar. No sólo el social, el político o el económico -que tanto daño hacen al mundo- sino que ahora se exige también sea así con el desarrollo espiritual, cognitivo y emocional... Sólo para adelante y en línea recta; "atrás ni para tomar impulso", es su máxima.

Si los actos hablan más que las palabras, si lo creyéramos de manera más objetiva y lo lleváramos a la práctica real, puedo apostar que entonces dejaríamos de pensar que la gente ES violenta -o cual sea el adjetivo en boga para segregarle, hacerle menos que uno para sentirse más que el otro- pues más del 80% del día no está ejerciendo violencia...
O, ¿a cuáles actos se les debe de prestar atención, denunciar incluso, para hablar de tan determinante afirmación?
No es cuestión de relativismos o exculpar... Es tratar de conectar luz y sombra, dolor y placer.
Tú, ¿sigues definiendo al otro, a lo otro, por ese momento en que su deambular te llamó la atención?
¿Sigues buscando muestras para encerrarlo en tu cárcel de adjetivos, permitiéndote así sentir ya lo tienes resuelto y aclarado?

Y, lo irónico de todo esto es que, al señalarlo como lo he hecho llevo, intrínsecamente, el mensaje de que yo no, de que yo soy diferente, que los demás están mal y yo estoy bien. Que van " sólo para adelante en su manía de definir " y yo voy "sólo para adelante en mi iluminación de dejar de definir"...
Absurdo, ¿no?
Sé que no es así.
A ratos.

"- Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión.
- ¿Cuál de los dos lobos ganará la batalla en tu corazón, abuelo?
- Aquel al que yo más alimente"


domingo, 26 de marzo de 2017

¿A qué te sabe la vida sin mí?


A mí me sabe a insomnio cotidiano, a promesas no cumplidas, a miedos recurrentes y sueños a la expectativa.
Me sabe a la soledad concurrida de letras que nadie lee, fotos que no aprecian, y pausas sin sentido.
Me sabe a tabaco y sed.
A mar y selva.
A la inmensidad y su vértigo.


sábado, 18 de marzo de 2017

¿Cuándo?

¿Qué se necesita para que hagas una pausa?
Que detengas tu tiempo y prestes atención a lo que hay, ahora, aquí. Frente a ti.
¿Qué necesito hacer para que florezca tu presencia amorosa conmigo?
La que observa, la que escucha, la que convive en paciente armonía y sincronía mágica.
¿Qué debe pasar para que congeles la prisa?
¿A caso sólo la muerte podrá detener toda inercia?
Tal vez, pasmada ante ella, le observes ajena y atenta, silente y tranquila, viendo cómo me lleva sin mayor movimiento.
¿Será que sólo el mar puede acallar tu voraz incendio?
Y deleitarse con un ir y venir que no lleva a nada mas que el estar sin permanecer.

Sí, de entre los depredadores, yo envidio a la tortuga que, indiferente al reloj, devora prisas y urgencias.



viernes, 17 de marzo de 2017

Sin auxilio


He perdido el brillo de mis ojos y el brío de mis pasos. Me he extraviado entre injurias y performáticas que muerden y desgarran.
Hoy yace aquí aquel que un día fui, que estuve siendo, porque se mostró tal cual es, vulnerable y ambiguo, en construcción y cariño.
Tanto odio, tanta saña y tanto rencor azotaron mi nada.
La furia del huracán, el devastador incendio, la fatídica inundación hicieron lo que querían... Derribar cada fragmento de mi airado y otrora apreciado corazón.
Hoy yace aquí aquel que un día quise ser. No sé aún cómo ni en qué convertirme.
Regresa a casa- dicen quienes meditan al respecto y por todo lo que respecta.
¿Cómo voy a regresar a una casa sin puertas ni ventanas firmes, sin candados ni llave, que fue destruida y vilipendiada?
¿Con qué seguridad regreso a mi hogar si ahora creo que cada paso para arreglarla será pretexto para que comiencen una mayor devastación?
En la oscuridad me pierdo. No la de mis sombras, sino la del desprecio al que me lanzaron.
¿Dónde está la mano cálida que me cobija, la mirada que me alumbra desde la ternura y la comprensión?
Solo, de una a otra costilla.
Solo, sin pasado digno y con futuro incierto.
Sólo tengo mi presente, hediondo de vergüenza, dolor y desconcierto.
Y respiro.
Como costumbre.
Sin sentido.
Pero respiro.
Devastado.
En soledad.
Respiro.



martes, 7 de marzo de 2017

No se trata de alquimias.

No tengo que buscar las palabras exactas, la fórmula mágica y la frase trascendental que acomode exactamente cada poderosa palabra en el orden adecuado para que se abra el corazón cual puerta ante el lugar común del "Ábrete, sésamo".
No, las relaciones no tendrían porque ser así.
El que no use las palabras exactamente como te gustaría usarlas, el que no las acomode, entone o pause como tú crees no significa no lleven en ellas toda la mejor intención y la búsqueda de diálogo y negociación.
Si sigues juzgando mi decir como sentencia dictada en tribunal, indudablemente saldré culpable de todo error.
No conozco todos tus códigos, requerimientos, querencias ni, ¡mucho menos!, estados emocionales circunstanciales a los cuales atenerme en cada situación...
¡Vaya, ni siquiera alcanzo a conocer y comprender los míos aún!
Necesito que pongas de tu parte, sabiendo y confiando en que estoy poniendo de mi parte.
Porque sigo sin atinar a las palabras que quieres...
¿Y qué?
Es momento que te dejes de discursilerías y adoctrinamientos de la palabra y busques el fondo. No más análisis del discurso, sino conexión con el corazón en curso.
No se trata de hacer magia con las palabras, ni hechicería con su interpretación.
Basta ya de la persecución y caza de aquel que no dice lo esperado para quemarlo, en público o privado, o fijarlo a una cruz desde la cual se le adorará como el más errado.
Por favor, en lugar de buscar cada error y razón para demostrar el dolor y la afrenta en el cómo decir, busca con amor, compasión y esperanza desde dónde digo, para qué y para quién me comunico.
Seguramente, te darás cuenta que hay mucho más por decir cuando se ve la buena voluntad de las ganas de cimentar.
Sin magias.
Sin pociones.
Sin efectos sorprendentes y apabullantes.
Con la tranquila tenacidad y constancia del viento que reacomoda los jardines a su paso.
Seamos nuestra propia brisa refrescante.







Ni a la letra, ni al gesto

Me rehúso a seguir pensando.

Tantas narrativas cruzadas, tantas preconcepciones y expectativas ajenas se tejen cual telaraña y atrapan mi sentir.

¿Qué arrebato quisiera yo permitir?

El de llorar, rogarte e insistir que dejes tú también de pensar.

¿Recuerdas que te sentías dándote cual libro abierto ante mi ser?

Ahora creo que tú me lees a mí cual panfleto simplista de una tienda añeja que vende sólo sueños desteñidos y esperanzas deformes.

Has dejado de leer mis propias líneas para sólo prestar atención a tus subrayados y acotaciones, de otras historias, de otros momentos, de otros trípticos.
De otras personas.

Mi historia se ha desgastado ya. No vale ni el papel en el que se ha escrito, roído de tanto rumiar por ratas invasivas, y enmohecido por la humedad del llanto con que supliqué lo leyeras las primeras setenta y ocho veces que te lo compartí.

Y no fue suficiente para darme a entender.

Aún hoy, a la distancia, te sé más lejos que las ciudades que nos albergan.
Lejana y desconectada.
Impávida ante los cambios que quiero compartir.
Ajena a la nueva narrativa que me urge escribir contigo y para ti.
A tu lado.

Tal vez mi error ha sido pensar en la nuestra como una historia de amor. Esas que escribe un bohemio ilusionado, que despierta alguna pasión y configura alguna fantasía, pero jamás se concreta en un acuerdo común...

¿Pero quién quiere, ¡Maldita la hora!, la frialdad de un contrato con sus glosarios, sus cláusulas y responsabilidades fincadas?

Hoy quisiera renunciar a todo ello y sentir, pensar, saber con cada poro de mi ser, que nos hemos entregado incondicionalmente, en un absurdo y mágico amor.

Maldito romance que se cuela por los vestigios de la soledad en que me dejaste al decidir ya no leerme más.

"... Y yo de perro fiel lo transformo en canción"


domingo, 5 de marzo de 2017

Romántico perjurio.

Hay momentos en que quisiera sólo dejarme llevar. Y llevarte conmigo.
A voluntad y con vil egoísmo.
Permitirme adentrarnos en la selva, junto al mar, y no regresar. Sin más dilaciones.
Un sueño de ermitaño que busca la compañía profunda y eterna de una cómplice que, sin dudas ni réplicas, se suma a una aventura de crear un pedazo de mundo nuevo. Que crea su propio pedazo de mundo a mi lado. Que creamos nuestro mundo conjunto sin dudas ni tormentos.
Uno en el que las personas serán bienvenidas, para entrar y salir, siendo tú y yo el pilar de su vaivén.
Tú y yo.
Juntes. Más allá de cualquier casualidad.
A veces quisiera acelerar el proceso, preparar el terreno y saberte lista. Dejarme llevar por esas fantasías románticas que siento desde la tripa y simplemente amarte desde ahí.
Sin miedo a que tú no me ames igual.
A veces, a ratos.