Al aire, en libertad, construyendo desde el reconocimiento mutuo...
¿Qué más puedo darte sino mi sinceridad y compromiso?
Las palabras son mi mejor herramienta, mi compañía y mi cómplice.
Te dicen lo que a veces no notas, lo que crees intrascendental.
Lo que hago aún a la distancia.
Soy un bohemio y romántico, creo en la libertad y el amor, en la justicia y la congruencia.
Creo en el esfuerzo y el compromiso, en el trabajo artesanal que se requiere para cada relación.
Creo que amar es un arte, que convivir es experimentar, arriesgarse,
dejar a un lado lo inmaculado, lo impoluto, lo aséptico.
Vivir y entregarse.
Si he de errar en algo es en ser intenso y dejarme llevar lejos de la ecuanimidad.
La intensidad de las personalidades bohemias no van con la sobriedad de la posmodernidad.
Como un ladrón, robando suspiros, momentos, atesorándolos y construyendo nuevos...
¿Qué quiero acumular sino la riqueza de una vida y sus pasiones?
¿Cómo no he de vivir en la renuncia al materialismo y preferir vivir en un sentimentalismo
que sobre papel y tu piel se declara en cada amanecer y atardecer?
Y así, en ese mismo tenor, renuncio a tu búsqueda, a tu cacería, a con-vencerte.
Esto y éste es lo que soy, quien soy.
Sin máscaras ni armaduras. Sin caballos de fuerza ni castillos amueblados.
Con una voluntad férrea por cambiar mi entorno, mejorarlo,
con el firme deseo y convicción de construir en común-unidad.
De construir hogar y comunidad. frater y sororidad.
Como con el sentimiento cálido que me inunda en tu compañía,
con una iniciativa que camina, que anda a pasos cortos ante un camino largo.
Con la certeza del bien-estar.
Viviendo procesos y reconociendo fluctuaciones.
¿Acaso he de renunciar a cimentar por construir en el aire?
"Sin hijo, ni árbol, ni libro" suena al fondo, al compás de un latir.
¿Qué es la trascendencia, sino el vivir aquí y ahora
con miras a un devenir -que ya ocurre- amoroso?
Porque mi fuerza no es el forzar, mi voluntad no es imponerla,
mi ser lo que busca es acompañar y ser acompañado.
Mientras dure, mientras la libertad dé el cobijo, las alas, la rama y el aire.
Mi fuerza es construir para alguien más que sólo yo y mis carencias.
Por que así te vivo, así te disfruto y en las oportunidades te gozo.
Disfruto hasta el espacio que construyes, que brinda aire y aliento.
Te disfruto aunque no estés, aunque no me permitas estar.
Y lo agradezco, al vuelo y como bohemio. Creando, construyendo.
Comenzando de nueva cuenta a media ola, a medio beso,
acariciando y reconociendo lo nuevo que aparece con cada experimento.
Re-conociendo. Re-aprendiendo. Re-cordar.
No te pido cambiar, sería injusto y una marca más de lo patriarcal.
Pido, si acaso me fuera permitido, convenir, acordar, reconstruir.
Yo sigo construyendo, yo sigo en transición.
Yo sigo en renuncia, experimentando, construyendo, escuchando,
y quiero escucharte también a ti
y construir contigo, no para ti.
- ¡¿Dónde quedó entonces, el romanticismo?!
En el ideal de equidad,
de comunicación,
de disfrute,
de comunicación,
de entrega.
En construir algo que puedo compartir, pero que no te exijo que aceptes compartir.
Así, al vuelo. Cayendo y planeando.
"Las letras son las caricias a la distancia", me dijiste.
Y así te he de acariciar, a voluntad y contra ella.
Es una declaración: Quiero construir (y lo estoy haciendo) contigo.
Lo hago, sobre todo, para conmigo. El que se comparte contigo.
¿Pensar? ¿Qué tal sentipensar?
La angustia y duda se basa sólo en lo racional.
La esperanza y el amor sólo en lo emocional.
Hagamos arte y poesía, aprendamos de técnicas, códigos y construcciones
para dar forma a lo que surge desde las entrañas, para re-cordar los pensamientos.
Diseñemos el escenario en el cual ser la mejor versión de cada quién
de cada compatibilidad
de cada saciedad
de cada insatisfacción
de cada encuentro
de cada pérdida
de cada adiós
y del momento en el que decides quedarte conmigo
un día más,
para ti, para mi.
Yo también quiero seguir viviendo,
pensando,
cuestionando,
construyendo,
amando.
Estoy aquí.