¡Soy un romántico irredento!
Me gusta sabernos luchando al unísono, en distintos frentes, por un mismo objetivo: la paz y el bien-estar común.
Sé que no hay perfección ni complementos exactos. Sé que no hay fórmulas ni historias terminadas.
Que estamos en construcción, creando, compartiendo, escuchando, aprendiendo. Bailando.
Me gusta sabernos dentro y parte de la comunidad. Me embelesa reconocernos reconociendo los procesos, triunfos, aprendizajes y potencialidades de con quienes compartimos.
Me fascina sabernos sin conclusiones ni dogmas, con ideas e intenciones, en diálogo y construcción constante, contra la injusticia y el abuso, contra las pesadas sombras de lo mortificante y los absurdos determinismos.
Así, a la distancia y tan cerca, compartiendo el amor más grande, puro e incondicional: a la vida, a la vida que vive y da vida, jamás la quita, jamás la entorpece, jamás la denigra.
A veces la lucha también es interna - ¡Las más de las veces!- y la congruencia, el autocuidado, un constante y crítico análisis para hacer los cambios pertinentes en cada quien, desde casa, son el más difícil y necesario reto.
Y ahí también estamos hombro con hombro, vuelo en V, fluyendo como ríos y sus contracorrientes, transformando y cambiando como de otoño a verano, viviendo, viviendo, promoviendo la vida y vivir.
Desde la libertad, el respeto, buscar que nadie se quede atrás, sin arrastrarles, acompañando y haciendo presencia, construyendo consensos, mejorando desde la disidencia, generando Resiliencia, visibilizamos espacios de paz y común-unión para multiplicarlos y mejorarlos. Para compartirlos y que todas y todos los vivamos.
Así me enamoro de ti, de ustedes, de mí, de quienes soñamos en activo y paso a paso, rumbo la garantía de un mundo donde quepan todos los mundos.
Gracias por compartir e inspirar este más grande y puro amor.
Gracias por seguir en la única lucha que vale la alegría y la pena transitar.
Me gusta sabernos luchando al unísono, en distintos frentes, por un mismo objetivo: la paz y el bien-estar común.
Sé que no hay perfección ni complementos exactos. Sé que no hay fórmulas ni historias terminadas.
Que estamos en construcción, creando, compartiendo, escuchando, aprendiendo. Bailando.
Me gusta sabernos dentro y parte de la comunidad. Me embelesa reconocernos reconociendo los procesos, triunfos, aprendizajes y potencialidades de con quienes compartimos.
Me fascina sabernos sin conclusiones ni dogmas, con ideas e intenciones, en diálogo y construcción constante, contra la injusticia y el abuso, contra las pesadas sombras de lo mortificante y los absurdos determinismos.
Así, a la distancia y tan cerca, compartiendo el amor más grande, puro e incondicional: a la vida, a la vida que vive y da vida, jamás la quita, jamás la entorpece, jamás la denigra.
A veces la lucha también es interna - ¡Las más de las veces!- y la congruencia, el autocuidado, un constante y crítico análisis para hacer los cambios pertinentes en cada quien, desde casa, son el más difícil y necesario reto.
Y ahí también estamos hombro con hombro, vuelo en V, fluyendo como ríos y sus contracorrientes, transformando y cambiando como de otoño a verano, viviendo, viviendo, promoviendo la vida y vivir.
Desde la libertad, el respeto, buscar que nadie se quede atrás, sin arrastrarles, acompañando y haciendo presencia, construyendo consensos, mejorando desde la disidencia, generando Resiliencia, visibilizamos espacios de paz y común-unión para multiplicarlos y mejorarlos. Para compartirlos y que todas y todos los vivamos.
Así me enamoro de ti, de ustedes, de mí, de quienes soñamos en activo y paso a paso, rumbo la garantía de un mundo donde quepan todos los mundos.
Gracias por compartir e inspirar este más grande y puro amor.
Gracias por seguir en la única lucha que vale la alegría y la pena transitar.