lunes, 31 de agosto de 2015

Al anochecer.

Creo en la Luna como en tu mirada, porque ambas me han iluminado más de una noche.

Creo en el viento como en tus caricias, pues ambas me han tocado y elevado, sin que pueda solicitarlas a voluntad.

Creo en el amanecer como en tu entrega reservada, que no siempre presencio y sigue dando pie a nuevos días y sus maravillas.

Creo en el cambio de estaciones que se suceden una a otra como tus colores y temperaturas, que se mezclan sin revolverse ni menguar.

Creo en la creación de cada instante y la que se revela en cada momento. En la marea y la forma en que nos mecía en un abrazo que nos unía y separaba en un erótico vaivén. Justo como nos gusta compartir y no.

Creo y creo, en ti y contigo, respectivamente. Por que sé que, a ratos, es absolutamente recíproco.


sábado, 29 de agosto de 2015

MicronegraMacroficción.

Él buscaba un tipo de seducción que llegara a su encuentro de manera recíproca, que también le procurara desde la vida y la celebración compartida, sin juicios.
Ella buscaba que le resucitaran a base de nutrientes caricias inacabables y satisfactorios caprichos cumplidos. Improvisando y siempre sorprendiendo, innovando. Que también sintiera cada cambio a su gusto como algo voluntario.
Un día, al alba, se encontró a cualquier nuevo intento en su habitación , muerto y sin vida.
Se cree que el móvil es la previa muerte de las pláticas de amor. Como principal sospechoso del asesinato se investiga al monosílabo en respuesta y a la exigencia de cambio.
Aún se reúnen pruebas y el caso sigue abierto.


domingo, 16 de agosto de 2015

El acuerdo, el recuerdo. Recuerda.

Te extraño desde que despierto hasta que sigo despierto.
¿Cómo no seguirlo, si te llevaste contigo gran parte de mis grandes sueños?

Me entristece no poder escribirte para hacerte saber lo que siento. Me duele pensar que mi amor es tan grande que espanta, abruma. Me frustra saber que elegiste desistir en lugar de construir.

¿Porqué no estoy hecho a tu imagen y voluntad?
Porque soy otro. Único, irrepetible, auténtico y en creación constante.
Casi como tú.
Única, irrepetible, auténtica y en creación constante. Muchas mujeres en una, y todas de colores y texturas mágicas.

¿Porque no fluimos como tú quisieras o acostumbras?
Por que también yo cuento y deseo, también yo quiero y deseo, y es un punto en algún lugar entre tus deseos y los míos que nos encontramos. No a medio camino, pero tampoco a la puerta de tu existir ni al alcance inmediato de mi construir. Creamos, experimentamos, re-creamos y, cuando creemos, nos damos cuenta que tal vez no es lo deseado o previamente dictado, pero sí lo necesitado, lo adecuado y en evolución. No somos sólo nuestro pasado y a lo que nos acostumbramos.

¿Porqué tantas veces en tan poco tiempo hubo fricciones?
Porque nos frotamos, cerquita y constante, con intensidad y mucho calor, sin barreras ni aditivos, con dos mundos que se encuentran y generan vida, no clones. Porque andamos al fuego y al viento, porque la pasión prevalece y buscamos encontrar, generar, engendrar.
La vida sólo prolifera al calor.
Y somos calientes. Recuerdos vienen y vengo. Y vienes.

¿Porque seguir intentando, si aún ni te sientes lista?
Por favor. Sin prisas, pero con determinación. Sin fuerza, pero con convicción. No es en balde la magia, las chispas, la luz en tus ojos y en mi sonrisa que ilumina tantos espacios cuando nos sabemos entregándonos a la aventura del conocimiento. Porque "ningún mar en calma ha hecho experto a ningún marinero", y tú también sabes navegar y afrontar. Porque la zona de confort no hace crecer, sólo permanecer.
Porque nunca se termina de estar listes, sino dispuestes y disponibles.

¿Porqué mi "necedad" y persistencia?
Porque yo miro con otros ojos, desde otros ángulos, con otras emociones y distintas percepciones. Con otras edades y diferentes experiencias y aprendizajes de vida.
Porque yo sentía un avance, porque yo notaba cómo superábamos cada percance, como nos fortalecíamos en cada nueva rutina, cómo cuando nos ejercitamos, con un poco de dolor por no hacerlo tan a menudo, por intentar nuevas pautas y rutinas de esa, nuestra otra comunicación, la que cada día se desarrollaba más, tanto que culminó en una profunda, amorosa y sincera plática de despedida.
Ojalá lo hubiera sido de replanteamiento de acuerdos.

Pero el acuerdo que decidiste poner sobre la mesa fue el que no hubiera más acuerdos. No obstante los recuerdos.

Y yo, necio yo que cree en los procesos y en los tiempos, quise añadir una cláusula:
No por el momento.

Y esperaré el momento, con esperanza activa y construcción altiva.

Así lo creo, desde las raíces del creer y del crear.

Y espero, deseo, que en algún momento te alistes y elijas, nuevamente, darnos otra oportunidad.

Sí, en libertad, en mutua construcción.
Los cimientos siguen ahí.
Los recuerdos no dejan mentir.

lunes, 10 de agosto de 2015

Creo y me declaro (#4,587)

Al aire, en libertad, construyendo desde el reconocimiento mutuo...
¿Qué más puedo darte sino mi sinceridad y compromiso?
Las palabras son mi mejor herramienta, mi compañía y mi cómplice.
Te dicen lo que a veces no notas, lo que crees intrascendental.
Lo que hago aún a la distancia.

Soy un bohemio y romántico, creo en la libertad y el amor, en la justicia y la congruencia.
Creo en el esfuerzo y el compromiso, en el trabajo artesanal que se requiere para cada relación.
Creo que amar es un arte, que convivir es experimentar, arriesgarse,
dejar a un lado lo inmaculado, lo impoluto, lo aséptico.
Vivir y entregarse.
Si he de errar en algo es en ser intenso y dejarme llevar lejos de la ecuanimidad.
La intensidad de las personalidades bohemias no van con la sobriedad de la posmodernidad.

Como un ladrón, robando suspiros, momentos, atesorándolos y construyendo nuevos...
¿Qué quiero acumular sino la riqueza de una vida y sus pasiones?
¿Cómo no he de vivir en la renuncia al materialismo y preferir vivir en un sentimentalismo
que sobre papel y tu piel se declara en cada amanecer y atardecer?

Y así, en ese mismo tenor, renuncio a tu búsqueda, a tu cacería, a con-vencerte.
Esto y éste es lo que soy, quien soy.
Sin máscaras ni armaduras. Sin caballos de fuerza ni castillos amueblados.
Con una voluntad férrea por cambiar mi entorno, mejorarlo,
con el firme deseo y convicción de construir en común-unidad.
De construir hogar y comunidad. frater y sororidad.

Como con el sentimiento cálido que me inunda en tu compañía,
con una iniciativa que camina, que anda a pasos cortos ante un camino largo.
Con la certeza del bien-estar.
Viviendo procesos y reconociendo fluctuaciones.
¿Acaso he de renunciar a cimentar por construir en el aire?

"Sin hijo, ni árbol, ni libro" suena al fondo, al compás de un latir.

¿Qué es la trascendencia, sino el vivir aquí y ahora
con miras a un devenir -que ya ocurre- amoroso?
Porque mi fuerza no es el forzar, mi voluntad no es imponerla,
mi ser lo que busca es acompañar y ser acompañado.
Mientras dure, mientras la libertad dé el cobijo, las alas, la rama y el aire.
Mi fuerza es construir para alguien más que sólo yo y mis carencias.

Por que así te vivo, así te disfruto y en las oportunidades te gozo.
Disfruto hasta el espacio que construyes, que brinda aire y aliento.
Te disfruto aunque no estés, aunque no me permitas estar.
Y lo agradezco, al vuelo y como bohemio. Creando, construyendo.

Comenzando de nueva cuenta a media ola, a medio beso,
acariciando y reconociendo lo nuevo que aparece con cada experimento.
Re-conociendo. Re-aprendiendo. Re-cordar.
No te pido cambiar, sería injusto y una marca más de lo patriarcal.
Pido, si acaso me fuera permitido, convenir, acordar, reconstruir.

Yo sigo construyendo, yo sigo en transición.
Yo sigo en renuncia, experimentando, construyendo, escuchando,
y quiero escucharte también a ti
y construir contigo, no para ti.

- ¡¿Dónde quedó entonces, el romanticismo?!
En el ideal de equidad,
de comunicación,
de disfrute,
de comunicación,
de entrega.
En construir algo que puedo compartir, pero que no te exijo que aceptes compartir.
Así, al vuelo. Cayendo y planeando.

"Las letras son las caricias a la distancia", me dijiste.
Y así te he de acariciar, a voluntad y contra ella.
Es una declaración: Quiero construir (y lo estoy haciendo) contigo.
Lo hago, sobre todo, para conmigo. El que se comparte contigo.

¿Pensar? ¿Qué tal sentipensar?
La angustia y duda se basa sólo en lo racional.
La esperanza y el amor sólo en lo emocional.
Hagamos arte y poesía, aprendamos de técnicas, códigos y construcciones
para dar forma a lo que surge desde las entrañas, para re-cordar los pensamientos.
Diseñemos el escenario en el cual ser la mejor versión de cada quién
de cada compatibilidad
de cada saciedad
de cada insatisfacción
de cada encuentro
de cada pérdida
de cada adiós
y del momento en el que decides quedarte conmigo
un día más,
para ti, para mi.

Yo también quiero seguir viviendo,
pensando,
cuestionando,
construyendo,
amando.

Estoy aquí.



sábado, 8 de agosto de 2015

Sin ataduras.

Llueve.
Huele a tierra mojada y a casa mojada, a nostalgia de un calor nocturno y un frío cotidiano.
Huele a la duda del silencio y al absurdo del "te quiero".
Avanzo y me transformo con la lentitud de ser invisible y sus ventajas,
con la oportunidad de observar sin siquiera ser reconocido.
¿Será que la austeridad es camuflaje o un predicamento?

No es que sea definitivo, no es que me lleve al entierro ni al olvido,
pero ¿acaso no cada momento es definitivo?
Inicio y fin, una oportunidad que no sabemos si se presentará.
Inicios y finales que a veces se confunden, que tergiversan y malaconsejan,

Parsimonia caótica. Ecuanimidad molesta.

Dicen que al final la trama es lo que cuenta, no el desenlace.
¿Acaso no es la melancolía la que trama cómo llegar al desenlace?

Piélago, el fondo y la oscuridad sin gravedad.
El mar que evita las caídas pero impide plantar los pies en la tierra.
¿Cómo he de llegar al fondo sin un gran peso?
¿Acaso servirá la melancolía, ese funesto recordatorio de lo que sí ha existido y ahora es ausente?
La mente lo crea, la mente lo recuerda, la mente lo destruye.
¿De qué sirve evitar la caída si puedes ahogarte sin pisar ningún suelo?
- A veces creemos que ahogarse y perder el aliento es lo mismo. Se siente igual.-
Perder el aliento, desalentarse
Tan literal tú y yo jugando a crear mi ficción sobre la ficción
Una meta ficción.
Tal vez esa es la meta.

¿Quién quiere una conexión cuando buscaba compenetración?
- La conexión es el camino para la compenetración-
Si perdí lo segundo, lo primero es intermitente, mi cero es permanente y mis manos inexistentes
¿De qué sirven sino pueden sostener la realidad?
¿Sino pueden construir la esperanza que también me alimenta a mí?
Desalentado estoy
¿Será por eso que me siento expulsado como el aire que sobra?

Dudas neuróticas que atormentan al necio que quiere certeza.
Levanto la frente, retomo la lectura, enciendo un cigarro y subo el volumen.
Veo la conexión en línea.
Recuerdo. De esto no se trata.
No se trata de tratar. No se trata del esfuerzo, sino de la experiencia.
Respiro profundo. Doy un trago más y veo el fondo de la botella.
¿Cuál es el fondo de apostar por ella?
¿Para qué evitar el cinismo y apostarle a una estrella?
¿Porqué habría de transformarme y esforzarme en transmitir mi entereza?
¿Cómo podría, al fin, cumplir mi promesa?

Amor, amar, amando, amado. Amo.
¿Seré esclavo?
Ironías de la vida
Entre más te amo, más me esclavo.
Y sigo libre, y libre sigo.
Al pie y al aire, sin ton ni son,
más allá de la razón,
con todo mi corazón.
Sujeto a mi libertad.
Nada.
Todo.
Lo que hay y se construye.

Tal vez sea poco lo que pueda dar, pero lo doy consciente, libre, decidido y comprometido.
Sin ataduras, cómplice hasta para dudar.
Cada letra es un recordatorio de tu ausencia,
Hasta aquí por hoy.
FIN.


Apuesto.

El aroma de tu piel está aún entre mis ropas.
No puedo cubrirme del frío sin recordar el calor de nuestro encuentro.
Cada día atesoro al menos una imagen de tu belleza, un sentimiento que despertaste,
una ilusión que me permití vivir y compartir.

¿Sabes que me encanta tu mirada al despertar?
Esos ojos que me mostraban gusto y sorpresa, desconcierto y esperanza.
Ese beso que no dabas y mi caricia guardada de toda una noche a tu lado.

¿Acaso te he dicho lo mucho que me gustas?
Trece días que me llevaron a conocerte, saborearte, verte en distintas facetas,
todas encantadoras y atemorizantes. Incitadoras y castrantes. Amables y para amar.

¿Cómo no temer el perderme a tu lado?
Si me he pensado la tabla salvavidas, la excepción de la regla,
el experimento que te permite creer que otras relaciones son posibles -aunque no satisfactorias-,
mientras que para mí es la certeza de que otro futuro es necesario,
que la trascendencia se construye con detalles, con coincidencias,
con atardeceres y experiencias
que fluyen hacia donde las vamos llevando casi sin querer.

El aroma de tu piel está aún en mis ropas, embriagándome y llenándome de tu ausencia,
extrañando la posibilidad de decirte, una vez más, aquello que ilumina tus ojos
con miedo y esperanza, con duda y ansia, con tu boca disponiéndose a la mía,
construyendo lo que buscamos sin nombrar.

Hoy, una vez más, escribo lo que aún no puedo decir y escuches a profundidad.
Creo en ti, en nosotres y en la apuesta de quienes nos han compartido juntes.
Creo en lo que te dije al atardecer, sentado a tu lado, después de venir al mar.
Siento lo que te comparto en cada palabra y cada caricia,
en cada vuelo de libélula y en cada rugido de jaguar.
Sé, a ciencia cierta, que mis promesas son desde la libertad, la conciencia y comprensión.

Así, semidesnudo, con alevosía y complicidad,
hoy también hago una declaración sin número ni fin,
una entrega sin interés ni reserva, una apuesta por un seguir y construir.

Enamorado estoy, en limeranza cegadora,
con la conciencia plena de que así me he disfrutado estar,
que es un impulso para compartir la placentera libertad.




lunes, 3 de agosto de 2015

¿Maquillajes?

En un fin de semana podría desconocer todos tus anhelos, reconocer la mayoría de tus suspiros, alentar nuevos vilipendios, improvisar placenteros tormentos.
Podrías ahogar mis retóricos argumentos en la fluidez de nuestros encuentros, en la impavidez de tu cuestionamiento; tal vez, incluso, hasta perderlos en el arrojo de tu desprecio. Retorcer mis perversiones.
En tres noches -y sus respectivas semanas-, podríamos disfrazar de frenesí la alevosía de tu cacería, 
vestir de sumisión mi fanática contemplación, 
contemplar con obscena admiración el resquebrajarse de nuestras certezas,
soñar a la eternidad,
sumergirnos en la inmensidad,
descubrir el instante,
jugar el encuentro,
nadar la pérdida,
obviar la despedida,
omitir la docilidad,
describir al espanto y sus emociones,
fecundar la liberación, 
enunciar los hitos y sus ritos,
y darnos,
y vencernos, 
y triunfarnos, 
y simular que simulamos el amarnos...
Enmascararnos.