martes, 9 de junio de 2015

Recuento.

Me gustas para besarte, para empezar, durante cinco  minutos y dieciséis estaciones.


Recorrer tus párpados cerrados con mi espíritu abierto y acariciar tu desnudez con la ternura del encuentro.
Me interesas para construir caminos entre tus miedos y nuestros deseos, erigir templos de cuidado y adoración a lo momentáneo, lo circunstancial, que a tu lado se me ha hecho constante.
Me atrae tu magnetismo animal, tu energía chamánica y tu andar camaleónico.  Tu mirada felina, tu vuelo de colibrí, tus raíces de Ceiba, tu instintiva comodidad entre mis brazos.
Me seduce tu palabra, siempre certera, siempre amorosa. Que cuida y moviliza, que busca y descubre, que se entrega y escurre.
Te deseo plena y libre, entregada y consciente, sensual y sexando, pidiendo y dando con la cadencia del mar y la constancia de los vientos.
Te extraño a ratos y en ayunas, a la hora del postre y entre comidas, cuando te pienso y cuando me piensas, cuando hay un silencio entre nosotres, pero una vibración que nos conecta.
En fin, te disfruto y gozo, te degusto y bebo, me nutro y crezco con cada nuevo amanecer que transforman nuestro ojos y su encuentro.
Así, sin más, te deseo en mí y conmigo, fluyendo y construyendo como quienes se saben coincidiendo desde hace varias vidas más. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario