lunes, 20 de abril de 2015

De inicio.

He de comenzar, entonces, por tu cuello...
Desdibujar las líneas que conectan tu escucha con el resto de tu cuerpo.
Hacer que pierdas la noción de cualquier sonido que te distraiga de sentir tu corazón agitándose al ritmo de mis lentas caricias que lo exploran y reconocen.
Recorrer lenta y pausadamente, con la alevosía de quien conoce tu punto débil, la magnífica piel que brilla al contacto de mi húmeda boca.
Tal vez me desvíe un poco y conozca también tu nuca... La base de cualquier pensamiento que te lleva a pensar de más y sentir de menos. Que te censura.
Saborear tranquilo y decidido tu mentón. Mientras mis manos siguen sosteniendo, sin pudor ni censura, tu cuello que late y se muestra, venturoso, a mi aún inexperta vivencia.
He de comenzar, mejor aún, por tu imaginación.
Y jugar un poco con ella a partir del disfrute que lleva la mía, al pensarte con el cuello dispuesto a dejarse saborear, como una noche que con viento apenas disminuye tu sudor.

Tu salado y tierno, jugoso sudor...


domingo, 19 de abril de 2015

Y volver a empezar.

Quiero descubrirme en ti, que te encuentres en mí. No por completo ni absoluto, sino pleno y profundo.

Quiero saber que nuestros muslos se pueden abrazar al amanecer y nuestras utopías nos encaminan al encuentro de un nuevo desfallecer.

Quiero compartir uno o varios sueños de igualdad y luchas por un mejor transitar.

Ansío unir fuerzas y deseos, pasiones y rebeliones, proyectos e indignaciones.

Quiero que nuestra piel se funda en la celebración de nuestras triunfantes revoluciones.

Quiero conocer mi respiración sincronizada con tus latidos y sus canciones.

Quiero descubrir mi sudor resbalando por tu piel nocturna, por tu fiera convicción.

Deseo que te encuentres entre mis caricias y fantasías, que te veas con mi paladar y te escuches con mis dedos.

Deseo que mi deseo coincida con el tuyo y, una noche cualquiera, saboreemos el gusto de compartir y construir un momento de encuentro más.

Y volver a empezar, descubriendo cada día una ruta al azar, un delirio de piel de Jaguar.


martes, 14 de abril de 2015

De cena prefiero el insomnio.

Degustarlo segundo a segundo, aderezado con el recuerdo de nuestro fugaz encuentro.
Sentir el aroma de tu cuello al descubierto y el sabor de tu sexo tímido y dispuesto.
Acariciar mis memorias como a tu vientre que bailaba y se mecía a mi tacto. Recorrer cada instante de tu verde embriaguez y tu clara lujuria. ¡Ay, ay!
Quiero sazonar mi noche de tu gemir y tu pedir "no más " después de uno o cuatro clímax al azar.
Cubrir mi desnudez y vendar mis ojos con el coleman de tu viaje a un lugar que nunca quisiste volver.
Por gusto, por amor, por deseo, quiero navegar mi insomnio rememorando verdades y retos que nos llevaron al sitio del cual me prendé. Llamarte una vez más, como cuando el tiempo nos duró el cielo y su magnitud.
Para después, extasiado, saboreando aún tu boquita tan jugosa y fresca, tan coloradita,  recordar que todo lo infinitamente disfrutado, lo disfruté sólo a ratos.

viernes, 10 de abril de 2015

Certeza y coincidencias.

Duermo con una esperanza que has sembrado y cuido para cosechar con alevosía al amanecer.

Emprendo el viaje a los sueños que hoy protagonizas, deseando despertar con la certeza de que nos habremos de respirar desde el amanecer, para ser parte de nuestras vidas,  hacernos presentes desde el primer momento del día hasta el más bello por compartir y construir.

¿Será que, antes de poder aprisionar una estrella fugaz, podamos compartir por algunos instantes nuestra libertad?

¿Acaso, al fin, tu esplendor aceptará mi insinuación y franca disposición?

Yo también te pienso y siento de alma y conciencia, te abrazo como el mar que en algún momento nos invitamos a compartir hace más de trescientos días y deseamos, en silencio y discreción, hace más de mil noches y sus lunas.

Te pienso y siento, te disfruto a la distancia y te busco a mi lado. Te procuro y admiro.

Te escribo para seguir callando lo que mis labios y boca entera quisieran plasmar en cada resquicio  de tu piel por explorar. Lo que deseo tatuar en lo profundo de tus negados deseos y su climático trascender.

Me detengo y censuro para permitir que sea tu imaginación quien complete esta historia, y nuestro arrojo y claridad los que la inciten a continuar en una palpable realidad.

La Luna está de testigo.



jueves, 9 de abril de 2015

Démonos un tiempo.

Somos sólo cuestión de tiempo, inacabado y volátil.
Tiempo que no se encuentra ni da tregua, que corre y se escurre más allá de tu indiferencia y mi voluntad.
Somos la falta de coincidencia por un exceso de llamada consciencia.
Somos una desafortunada asincronía que deseo yo sincronizar.
Somos tus tiempos y los míos, coincidiendo sólo cuando tú lo decides.
Somos, sin ser un nosotres.
Soy yo deseando el encuentro, la oportunidad y el momento de hacerte sentisaber que quisiera dedicar parte de mi tiempo y energía a hacer eterno el instante que te atrevas a compartir conmigo.
Soy yo, franco y constante, segundo a segundo, caminando también hacia ti.

Démonos un tiempo ya, para compartir todo lo que cada quien hemos construido para el momento de confluir.

Aún sin saberlo.

lunes, 6 de abril de 2015

Lentamente.

Tal lento como quieras ir, me acercaré a ti.
Iré con tu fluir,
seré el río que se abre paso
a través de los duros caminos de piedra que has formado.
Caminaré agazapado,
ecuánime,
en búsqueda de tu pleno encuentro.
Despacio,
sin prisa y con determinación,
desnudaré tu alma
y me encontraré a medio camino de tu paraíso,
sin razones ni velocidad absurda.
Sin acelerar tus ansias de pecar,
sin forzar tu cadencioso caminar hacia mis brazos
-suficiente velocidad tiene ya mi corazón-,
lentamente, me entregaré a tu entrega.
Lenta y cadenciosamente,
así como te gusta,
variando la rapidez sólo como tu control te lo permite perder,
me cuelo por entre tus sueños y sonrisas,
reemplazo tu corona por candentes alas.
Ese es el lugar al que iremos,
sin sentido de orientación,
confiando plenamente en nuestros instintos.
En nuestros más sublimes instintos que ya nos encontraron.
Te llevaré tan lejos de aquí como tus caídas te han levantado.
Te haré llegar,
una y otra vez,
despacio,
lentamente.
Y una vez más.
Te siento llegar,
como el amanecer y su resplandor,
a tus ritmos y con su creciente calor.
Te siento llegando
a mi mente,
a mi paraíso,
compartiendo el tuyo como un amanecer,
que se escurre de la mirada,
que se escurre entre las manos.
Te siento con tu regocijo
y con los juegos que te gusta jugar.
Me llevas,
lento,
al amanecer de nuestro encuentro.
Te siento
y a la joya que es tu hogar compartido
que llevas contigo
como reino a tu paso.
Este es el atardecer de nuestras búsquedas.
No es necesario que lo digas.
Esperaré pacientemente
para volver a empezar.

Y lento,
perpetuo,
juego a ser el dueño de las letras
que me evidencian como sirviente de tus silencios.
Esclavizado.
Inagotable.
Con todo el tiempo del mundo por venir.
Domina(n)do,

miércoles, 1 de abril de 2015

Esto no es con alevosía.

Tengo ganas de escribirte a ti y tus rebeldías. De plasmar la admiración que tengo a tu valentía, a tu descaro, de convertir mi profundo reconocimiento en una canción que honre tu lucha y coherencia.

Se me antoja gritar lo mucho que me inspiras, la atracción que siento a tu torbellino de fuerza, sororidad, cariño y genuino sentido de indignación.

A veces he querido, incluso, prendarme de tu boca que exige justicia y de tus pasos que construyen utopías. He querido abrazar tu espalda, sostén de toda una historia de libertad en armonía, atacada pero jamás vencida.

Si me he detenido es porque no sé cómo -sin cortar tu vuelo e impulsar la lucha- detenerme a disfrutar un momento de placer entre tus propios extremos.

¡Qué complejo declarar un amor a una mujer que lucha y no lo ha pedido, sin que la declaración sea una afrenta más a su camino!

Aún busco cómo colarme entre tus besos, sin que sea malentendido como un mero objeto de deseo, sino como la sublimación terrenal de algo que trasciende en tu caminar trascendental.

Incluso hoy, ahora, dudo de escribir para evitar una lisonja no pedida.

Gracias por luchar, gracias por amar en rebeldía. Cuenta conmigo, aún a la distancia.