No importa cuánto desee fluir, he reprimido ya mi deseo de ir hacia ti.
Un perro asustado, amarrado, regañado en cada oportunidad de libertad es mi sentir.
Viendo con tristeza y añoranza la puerta que otrora cruzó, hoy es ya demasiado tarde. No tiene la confianza para ser natural e instintivamente amoroso.
¿A esto te referías con que me ibas a civilizar? ¿Es así como aman ustedes los burgueses?
Cuidando más las formas que el contenido, la pertinencia, los tiempos, los momentos. Haciendo del amor un objeto más de consumo que también se pesa, mide, evalúa y se encuentra defectuoso si no cumple con los cánones en boga.
Yo no estoy hecho para ese "amar" , con horarios y adornos materiales. Yo no quiero hacerme de ese amor. Puedo amarte a ti con tus frenos y tapujos, con tus censuras y miedos, pero jamás vuelvo a dejar que se conviertan en mi jaula y cadena, pues es dejar de demostrar amor a mí.
Es triste saberlo, sentirlo.
Hoy desconfío de ti y lo que una vez llamaste amor. Ama-estramiento no es lo mismo que adiestrarse en el arte del amor.
El amor cuerdo plantea acuerdos, el amor loco rompe todo a su paso, el amor-tiguado es sólo una tibieza que jamás se permite penetrar, que huye en cuanto hay proximidad.
Y sí, también enloquece a quien quiere poseerlo, pues es como el niño que se enamora del vaivén del columpio y sufre cuando al fin lo tiene entre sus manos, sin movimiento ni dulzura.
Yo, que te he amado y amo por lo que eres, me estoy despidiendo de ti por lo que haces, por lo que me haces. Por lo que no me permites ser ni hacer.
Duele despedirse del mar, pero no puedo llevarlo en una botella creyendo que su agua salada es el océano mismo.
Y yo soy océano.
Piélago.