Seamos cómplices de una amorosa historia de respeto, compañía y descubrimiento de la felicidad y placeres compartidos.
Construyamos espacios de reconocimiento y acuerdos conjuntos que nos permitan vivirnos amorosos, amorosas. Que la vibración de ese primer abrazo, el temblor, se convierta en el movimiento que nos acerca y nos libera de prejuicios, dudas y miedos ajenos.
Permitamos el encuentro de nuestros labios, de nuestros pechos y cuerpos en su totalidad, sin que nos arrebate la cordura, fluyendo con el sentipensar que sienta las bases desde la honestidad, la sinceridad y el autoconocimiento compartido.
Construyamos nuestra relación con base en un principio fundamental:
Yo te cuido y tú me cuidas.
Somos enteramente libres (como siempre) de ser, fluir y compartirnos con cada molécula del universo y, si en algún momento dudamos del impacto que tendremos sobre el otro, sobre la otra, consultémoslo, sin asumir ni presuponer.
Tengamos la consideración y consciencia de que la otra persona puede sentirse des-cuidada y, cuando eso pase, tiene el derecho (y obligación) de comentarlo y pedir un cambio que nos permita seguir disfrutándonos para el bien-estar.
No hay necesidad de detenernos, de tener miedos o exceso de cuidados al andar. Es prescindible hacer más lento el paso de los pasos, para dejar vivir libre la pasión; podemos fluir sin estrellarnos, fluir como el río que no violenta al cauce que le contiene.
Sí, te me antojas para una relación profunda, si de amante o complicidad nuestros acuerdos y química lo decidirán. Atestiguar nuestras vidas será un fabuloso efecto secundario.
Seamos cómplices por un rato, lo que nos permita el gusto y la decisión, sin hedonismos ni obligaciones absurdas; que tu cafeína y mi nicotina puedan ser pretextos para desnudarnos en un conocimiento trascendental. Sin obligaciones, pero con la responsabilidad de cuidarnos, ser sincerxs, compartirnos, y hacer lo posible por disfrutar (hasta los momentos "malos"), moldeando una relación en la que ambxs disfrutemos sabiendo cuidarnos, teniendo comunicación asertiva, acompañándonos en momentos, buscando compartir desde el respeto; siendo libres cada quien, buscarnos, saliendo, siendo responsables, sin la obligación de estar cada quien con cada cual y estar por el placer, el gusto, sin falsas experiencias y con amplia honestidad.
- Si por mi fuera, ahora mismo estaría ya besando tus labios y sosteniendo tu rostro, abrazándote y disfrutando de tu cuello-
Si algo nos queda claro, es que el sol sale en el día y la luna en la noche; que hay lugares en el planeta que esos días o esas noches duran seis meses cada uno. Decidamos qué lugar queremos construir para nuestras lunas, nuestros soles y su transitar. El nuestro andar.
Construyamos espacios de reconocimiento y acuerdos conjuntos que nos permitan vivirnos amorosos, amorosas. Que la vibración de ese primer abrazo, el temblor, se convierta en el movimiento que nos acerca y nos libera de prejuicios, dudas y miedos ajenos.
Permitamos el encuentro de nuestros labios, de nuestros pechos y cuerpos en su totalidad, sin que nos arrebate la cordura, fluyendo con el sentipensar que sienta las bases desde la honestidad, la sinceridad y el autoconocimiento compartido.
Construyamos nuestra relación con base en un principio fundamental:
Yo te cuido y tú me cuidas.
Somos enteramente libres (como siempre) de ser, fluir y compartirnos con cada molécula del universo y, si en algún momento dudamos del impacto que tendremos sobre el otro, sobre la otra, consultémoslo, sin asumir ni presuponer.
Tengamos la consideración y consciencia de que la otra persona puede sentirse des-cuidada y, cuando eso pase, tiene el derecho (y obligación) de comentarlo y pedir un cambio que nos permita seguir disfrutándonos para el bien-estar.
No hay necesidad de detenernos, de tener miedos o exceso de cuidados al andar. Es prescindible hacer más lento el paso de los pasos, para dejar vivir libre la pasión; podemos fluir sin estrellarnos, fluir como el río que no violenta al cauce que le contiene.
Sí, te me antojas para una relación profunda, si de amante o complicidad nuestros acuerdos y química lo decidirán. Atestiguar nuestras vidas será un fabuloso efecto secundario.
Seamos cómplices por un rato, lo que nos permita el gusto y la decisión, sin hedonismos ni obligaciones absurdas; que tu cafeína y mi nicotina puedan ser pretextos para desnudarnos en un conocimiento trascendental. Sin obligaciones, pero con la responsabilidad de cuidarnos, ser sincerxs, compartirnos, y hacer lo posible por disfrutar (hasta los momentos "malos"), moldeando una relación en la que ambxs disfrutemos sabiendo cuidarnos, teniendo comunicación asertiva, acompañándonos en momentos, buscando compartir desde el respeto; siendo libres cada quien, buscarnos, saliendo, siendo responsables, sin la obligación de estar cada quien con cada cual y estar por el placer, el gusto, sin falsas experiencias y con amplia honestidad.
Construyamos desde el amor y el erotismo respetuoso, responsable, placentero.
- Si por mi fuera, ahora mismo estaría ya besando tus labios y sosteniendo tu rostro, abrazándote y disfrutando de tu cuello-
Si algo nos queda claro, es que el sol sale en el día y la luna en la noche; que hay lugares en el planeta que esos días o esas noches duran seis meses cada uno. Decidamos qué lugar queremos construir para nuestras lunas, nuestros soles y su transitar. El nuestro andar.