Lobo bajo amarre. Lobo viejo, amansado, no emancipado.
Olfatea entre sabanas o bosques, entre desiertos o edredones.
Es un viejo lobo que acecha y espera, no sabe qué, pero espera.
No es el de Asís... indudablemente tampoco el de Hesse.
Es de él, de sí, para sí. Es.
Enjaulado, escondido, infectado... fingiendo.
Fingiendo estar domesticado, esperando estarlo.
El pelaje se crespa, el follaje se mueve. Los dientes se asoman, los colmillos se remojan.
Lobo en carnicería, hastiado, aburrido, satisfecho, insatisfecho, expectante.
Los ojos han recobrado algo de brillo, la sangre ha vuelto a fluir.
¡Vaya! Hasta su andar vuelve al ritmo cadencioso que impide lo candente de la persecuisón.
Esa lengua que delectosa pasa por los labios es augurio de una tormenta por venir.
- ¡Lobo náufrago!- se espeta para sí, tratando de convencerse de su amasiato no concluído. Tratando de saberse digno de bozal. Tratando de evitar una nueva carnicería.
La sangre hierve, los sueños la despertaron.
El corazón palpita, las dudas lo revivieron.
La carne tiembla, el aliento la excitó.
Tal vez sea el de Pedro, tal vez sea el de Pedro -repite para sí-
Maldito Lobo amansado. Maldito Lobo auto amaestrado. Maldito Lobo automatizado.
- Bendito Lobo Maestro, bendito Lobo Matizado,
¡Salve la convicción propia a los hombres de buena voluntad y a las mujeres de la carnal fatalidad así en la tierra como en las aguas!
Ante marejada espumosa, diques proscritos. Dijes al cuello. Dichos al aire. ¿Aire de paz?
Un lobo dormido sigue siendo un lobo.
El sueño sigue siendo catalejo.
Perplejo. Inerte. Escribir es la fórmula, sublimar es la dicha.
Aplausos, fanfarrias, medallas y pendones seguramente evitarán el encuentro con casas y faldones.
Le teme a su propia ansiada sombra del pasado.
Se sabe Lobo... se sabe en Luna llena, se sabe llenando expectativas ajenas, se sabe saboreando.
Se sabe saboreando.
Se sabe saboreando y sabiendo gustos sabidos y degustados, revividos y endilgados
Se sabe fiero, se sabe fierro ardiente en carne fresca. Se sabe sabido.
Se sabe desnudo bajo la Luna llena de sus propios deseos menguados a fuerza; forjados, forrados de apariencia ovejuna.
Se sabe ansioso, hambriento, a punto de la inanición. A punto de la transgresión.
Duda, pide a gritos lo vuelvan a amarrar. Pide a gritos un anillo de plata que lo haga dormitar.
Un lobo dormido sigue siendo un lobo.
Un lobo sedado sigue siendo un lobo.
Un lobo escribiendo sigue siendo un lobo.
¿Lo es? ¿Lo soy? o acaso ¿será la forma de no aceptar el ocaso?
¿Será soñar la forma de sobrevivir a la verdad?
¿Será la verdad lo que permite soñar?
El día ha llegado y con ello la claridad.
Desterrado de Arcadia bajo designio de Júpiter
No es personal, es cuestión de preguntar.
...Olfatear...